Noche fría y probablemente la menos fría, me he levantado con dos grados y lo malo no es el frio es que la ropa esta helada, la próxima noche será más fría así que dormiré con la ropa del día siguiente dentro del saco.

 

A las siete estaba desayunando con mi amigo Max, pan tibetano con tortilla. Es una especie de masa de churro pero más seca.

 

A las 8 estábamos en el camino y a los dos kilómetros nos separamos,  porque me he olvidado del trípode y me toca volver a por el. Quedamos en vernos en Namche.

 

La etapa de hoy es fácil pero muy cansada, son 7 km y 800 metros de desnivel que se hacen muy cansinos. La mochila se hace pesadísima y ya me ha marcado dos moratones donde apoya el cinturón. Lo bueno que en Namche dejaré cosas en el hotel para seguir el trekking con 13 kilos si es posible. De todos modos, una etapa que hace un porteador con 100 kilos enganchados en la cabeza no puede ser difícil, lo único es hacer lo mismo que ellos, andar un poquito y descansar.

 

La ruta asciende siguiendo el rio con vistas al Thamserku. Se atraviesan 3 puentes colgantes geniales y la vegetación sigue siendo abundante. Me esperaba más turistas pero el camino lo hago prácticamente entre yaks, burros y porteadores. La cultura de los porteadores es curiosa. Como la subida es muy empinada van avanzando muy poquito a poco y descansando cada dos por tres ayudándose de su tocón de madera en el que apoyan la carga, se van silbando entre ellos como avisando de los descansos, cada uno lleva su radio con su música y cada minuto echan un buen escupitajo al suelo. No se si lo harán de broma pero te saludan con un "Namasteeeeeeeee" muy efusivo, yo creo que se rien de los turistas entre ellos pero bueno en su derecho están cuando nos ven cara de sufrimiento mientras ellos cargan con el triple y en la cabeza. La ruta sube zigzageando y de vez en cuando se ven caminos que atajan, estos caminos siempre lo cojen los porteadores así que por ahí que me meto que por algo lo usan!

 

La llegada a Namche es un poco surrealista, después de un tramo tan ausente de civilización te encuentras un pueblo con su escuela, sus tiendas de montaña y todos los servicios necesarios. En el hotel me encuentro con Max y después de comer vamos a una cafetería, el nombre es 8848, con wifi y una peli sobre el Everest.

 

Antes de anochecer damos una vuelta por el pueblo y tres niños de unos 6 años empiezan a perseguirnos y cuando les saco la cámara salen locos haciendose videos entre ellos, posando y haciendo el tonto. Los pobres van más sucios que un mecánico pero son súper bonicos, empiezan a insultarse entre ellos diciéndose donkeys, y cuando yo le digo donkey al más pequeño los demás se mean de risa, los pobres pedían que los cogiera en brazos pero con el olor a yak que echaban les he hecho olvidar la idea chocando manos. La verdad que ha sido el mejor momento del día.

 

De vuelta al hotel en la habitación ya hace 0 grados. Mañana toca día de aclimatación en Namche ya que estamos a 3400 metros y es necesario pasar dos días aquí antes de seguir subiendo.