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Día 22: Bakthapur

El avión sale a su hora y al llegar a Kathmandu cojo un taxi para el templo de Changu Narayan. El templo es patrimonio de la humanidad por lo antiguo y es increíble lo bien que se conserva para lo mal protegido que está. La costumbre hinduista de manchar con pigmento las caras de los dioses hace que todas las figuras estén desgastadas. El templo merece la pena y está al lado de donde hago noche, se puede ir en autobus desde el templo a Bhaktapur porque esta a 30 minutos, el autobus vale 40 rupias y sale cada hora aproximadamente. Hay un par de cafeterias donde se puede tomar un té esperando, cuando va a salir el autobus se pone a pegar pitorrazos asi que no hay duda de cuando cogerlo.

 

Bakthapur era uno de los tres reinos y junto con Kathmandu y Patan competía a ver quien tenía la plaza más bonita. Pues Bakthapur gana por goleada.

 

Para entrar al pueblo hay que pagar 15 euros, en el autobús conozco una pareja de Israelíes que me dicen que conocen una calle en la que no hay control y se puede entrar gratis, para entrar así hay que hacerlo por la calle Rammandir, no hay ningún control y se puede entrar y salir como se quiera ya que desemboca en toda la Durbar Square. Gracias a los Israelíes me ahorro 15 euros.

 

Bakthapur tiene en realidad tres plazas. El pueblo es mucho más auténtico que Kathmandu pues está todo peatonalizado y solo pasan motos. La plaza principal es un museo al aire libre, hay muchos templos el palacio real, el templo de Vatsala o el templo de los elefantes eróticos son únicos. Se puede visitar la plaza de los Alfareros, e sun sitio chulisimo donde estan los alfareros trabajando con el torno mientras van sacando a secar la cerámica al sol. La otra plaza es más pequeña pero tambien muy chula, hay que callejear para llegar a ella, prácticamente es como viajar al pasado. He comido en un restaurante que se encuentra en la plaza Durbar dentro de una pagoda con unas vistas increibles por 15 euros. La típica lluvia de la tarde me pilla en la plaza principal y en 10 minutos cae el diluvio universal para luego salir el sol y como si nada, con un arcoiris que queda de cine para las fotos. 

 

A la tarde el pueblo está más tranquilo porque los turistas normalmente duermen en Kathmandu. Los nepalíes se juntan en la puerta de un templo a cantar con velas y el ambiente se queda muy bonito.

 

Al caer la noche hay poco que hacer, con el problemón que tiene Nepal con el suministro eléctrico está todo a oscuras y salvo unos músicos en una de las plazas no se puede hacer nada. Última noche, mañana último paseo por Kathmandu y a las 21:30 sale el avión para Doha. Una pena que se acabe el viaje porque, a falta del final, está saliendo mejor de lo que esperaba.

 

La mañana siguiente la he dedicado a dar un paseo por la mañana por Bakthapur sin rumbo fijo y luego, ya en kathmandu, las últimas compras de recuerdos para gastar el dinero que me quedaba y llevar algún regalo. 

 

Un viaje que sin duda repetiría y que acaba con muchos de los miedos a viajar solo por lo que no creo que sea la última vez que lo haga siempre y cuando pueda.

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