Hoy toca etapa final. Después del desayuno quedo con Max para empezar juntos, aunque muy pronto nos separamos porque él lleva la mochila regular y va más lento. La ruta es la misma que las dos primeras, lo malo que llevo más peso en la mochila y se nota.

 

Lo diferente de la ruta es que en el tiempo que ha pasado ha florecido todo más que cuando pase la primera vez. Hay muchos Rododendros desde blancos a rojos a rosado. Hay magnolios con una flor blanca muy grande que dan un punto muy chulo.

 

Al igual que ayer, al ir contra corriente pasas todos los turistas de golpe y prácticamente voy solo, me llama la atención que debería de haber pasado dos tandas de turistas y solo he pasado una, eso solo puede significar problemas en Lukla con los aviones.

 

Los diez últimos kilómetros se ha puesto a llover bastante, con la lluvia los porteadores siguen andando pero le ponen un plástico a la carga y se colocan un paragua en la cabeza. La última parte se ha hecho sufrida, entre la lluvia, la niebla y el frio ha sido un poco pesadilla llegar a Lukla.

 

Al llegar a Lukla voy a la empresa de los aviones. Mañana sale el mío a las 8:30 pero hoy con el mal tiempo no ha salido ninguno, llevan así cuatro días, antes de ayer solo llegarón unos pocos aviones y hay mucha gente que lleva cuatro días atascada en Lukla. A cruzar los dedos y que mañana amanezca bueno!!.

 

Al día siguiente el aeropuerto de Lukla es una locura, resulta que llevan cuatro días sin salir aviones por lo que está lleno de gente al borde de los nervios. Hoy hace buen día pero aquí el que vuelen aviones depende del tiempo en Katmandú y en Lukla, conforme avanza el día el tiempo siempre empeora y a partir de las 12 no suelen salir aviones.

 

Yo tengo mi avión para las 8:30 por lo que la espera se hace tensa desde las 7 de la mañana. Suena un timbre que significa que la primera tanda de aviones ha salido de Khatmandú, la gente se pone como loca aplaudiendo pero a mí me toca esperar a la segunda tanda.

 

Cuando empieza el check in de mi tanda es casi una pelea, la cola se convierte en una marabunta hacia el mostrador y yo que estaba el primero me falta meterle el billete al tío en la boca para que lo coja. Son muy listos, saben donde está el negocio y si vas sin guía no eres nadie por lo que primero atienden a los guías y a los locales. A mí, por cansino, me ha cogido el billete rápido después de 200 please. El siguiente paso es esperar en la sala de salidas a que lleguen los aviones.

 

Al llegar el primero todo el mundo se apelotona en la puerta, el segundo avión es el mío y con 15 minutos de antelación el avión despega! El despegue es de cachondeo porque al ser la pista tan corta el avión va cuesta abajo y al terminar la pista no es que despegue es como si saltara.

 

La verdad que he tenido más suerte que un tonto porque aquí la gente dos días esperando para volar y llego yo y a la primera lo consigo e incluso antes de hora. No me puedo imaginar dos días en Lukla, allí no hay absolutamente nada que hacer salvo tomar tés o cervezas a precios desorbitados.