Hoy he dormido como un señor. A las 6:30 de pie para estar en el aeropuerto a las 7:30. El avión era a las 9:30 pero he ido con tiempo por si acaso.

 

 

En el aeropuerto me he hecho un nuevo colega, Yun, un surcoreano de 29 años que no tiene casi ni idea de inglés, os podéis imaginar las conversaciones, para explicarle que era psicólogo parecía que estábamos jugando al Party. Aun así podíamos comunicarnos y me ha contado que estaba en el paro desde hace poco y había decidido venir aquí porque tenía tiempo, era su primer trekking.

 

 

Con una hora de retraso nos llaman para el avión. Nos montamos Yun, un monje budista y 10 sherpas. El avión es alucinante pero acojona, se va acercando a los Himalayas hasta que se mete dentro y vuela literalmente entre las montañas, una vez que se mete dentro empiezan las turbulencias y caga bastante, nada más empezar a menearse el Avión el monje iba con los ojos cerrados y la mano levantada como un Jedi. El aterrizaje ha sido limpio, pero al ser la pista tan corta no te imaginas que pueda darle tiempo a frenar pero en cuanto la pista coge desnivel, el avión frena en nada.

 

 

La primera etapa ha sido fácil, 15 km adentrándose en un valle transcurriendo siempre al lado del rio. Se va siguiendo un camino claro y constantemente se ven yaks y porteadores. Lo de los porteadores es impresionante, son todos sherpas y llegan a cargar mas de cien kilos metiendo el peso en una cesta y enganchándosela a la cabeza con una cinta, la parte donde apoya la cinta muchos la tienen calva y llevan un tocón de madera en la mano que lo usan para apoyar el culo y descansar. La parte fea es que se ven incluso niños de diez años haciendo de porteadores de turistas. No es por ponerme moralista pero que en Nepal no se respeten algunos derechos humanos y que encima los turistas se aprovechen de ello, me parece que no hace ningún bien.

 

 

A medida que vamos haciendo la ruta empiezo a sospechar que mi amigo Yun es un alma libre con poca cabeza. Lo bueno de que no hable inglés es que cada uno lleva su ritmo y nos vamos viendo de vez en cuando intercambiando pocas palabras. Intento preguntarle sobre el mal de altura y me dice que no ha leído nada sobre eso y encima el tío va bebiendo de todas las fuentes que pilla. En el kilometro 10 el pobre me dice que está cansado y que va a descansar una hora, por lo que nos separamos y no lo he vuelto a ver.

 

 

El paisaje es de Indiana Jones, se cruzan puentes colgantes que atraviesan el valle y por donde pasan los yaks, algunos tramos están rotos y los remiendan con madera, muy seguro todo. La época en la que estamos es genial porque coincide con la floración se los rododendros, son unos árboles con una flor muy bonita de color rosa o roja que hace que el árbol se vea todo rosa. Al final del valle se ve constantemente un pico nevado (Thamserku) que da la sensación de estar en los pirineos. Mañana es cuando se comienzan a ver los picos grandes.

 

 

Al llegar a mi destino, Monjo, me encuentro a tres mallorquines y a mi amigo suizo que conocí ayer, en el primer intento de volar a Lukla, Max. Me quedo en el mismo hostal que ellos y ceno con los Mallorquines, los pobres llevan tres semanas y les ha pillado un temporal de nieve por lo que no pudieron llegar al Kala Pathar, que por así decirlo es el objetivo de todos. Después de cenar quedo con Max en desayunar juntos y mañana ir al mismo hostal.

 

 

Esta noche toca dormir en el saco de dormir, en el termómetro marca 5 grados y solo estamos a 2800 metros, voy a pasar más frio que un tonto en este viaje.